A orillas de Tánger

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Bienvenido a una singular encrucijada: el Estrecho de Gibraltar. Al este, el Mediterráneo y al oeste, el Atlántico, al norte, Europa y al sur, África.

A través de la Historia, el
Estrecho de Gibraltar ha sido y sigue siendo el punto de encuentro de las principales civilizaciones jamás conocidas.

Vivir en el entorno de esta encrucijada, es sencillamente un privilegio.


viernes, octubre 2

EL CONTEXTO

El desenlace de la guerra civil española provocó la huida precipitada de miles de familias hacia numerosos destinos. Eran los españoles del éxodo y del viento, como les llamó León Felipe.

La oleada de salida de las familias hacia tierras extrañas se extendió sobre varios años: unas huían de las represalias y otras de las penurias.

En 1950, la familia del autor de "A orillas de Tánger", que ya sabía lo que era un éxodo, regresó al Tánger del Estatuto Internacional para intentar salir adelante, lo cual consiguió, aunque no sin dificultades. 

En aquellos tiempos políticamente revueltos, la ciudad de Tánger era codiciada por varios países y, en esas circunstancias, gozó de un Estatuto internacional particular hasta la Independencia de Marruecos, en 1956. Por esos motivos, y por disfrutar de un emplazamiento geográfico único, Tánger fue durante muchos años objeto de deseo de numerosos intelectuales, artistas y escritores, cuando no de espías. Más modestamente, Tánger también fue objeto de deseo de muchas familias europeas, sobre todo españolas, la mayoría exiliadas económicas, que esperaban encontrar en esa ciudad la ocasión de reconducir sus maltrechas economías. Por su parte, las familias marroquíes del entorno rifeño se acercaron a la ciudad para intentar salir de la miseria en la que estaban sumidas.      

Es en ese contexto en el que la familia del autor regresa a Tánger, donde ya había residido anteriormente, dándole un giro definitivo a la vida de todos sus miembros.

Así es como nace "A orillas de Tánger". 





2 comentarios:

  1. Hace mucho que te había dicho, en voz viva, Víctor, cuánto me ha gustado seguir las andanzas del pequeño Víctor y de la niña Malika. Y me doy cuenta que no había publicado en este blog, lo que corrijo ahora mismo. Dos vidas muy cercanas y al mismo tiempo muy diferentes. Dos infancias entre alegrías y dificultades, una más difícil que la otra, sin llegar a decir que la tuya fue un camino de rosas. Nada de linealidad en tu manera de contar, aunque, sí, aparece en filigrana una discreta cronología. Esta manera de relatar por temas, como «El botiquín de mi abuela», «La murallita» «Coser y cantar», «El guatecón de Mariluz» o también «Antonio Vázquez» permite al lector medio entre cuales me sitúo, entrar poco a poco en el ambiente del Tánger internacional, hacerse una idea de la ciudad cosmopolita y de la vida de la gente humilde en esta época.
    Lo que sobretodo me asombró leyendo este relato de una infancia, es que nunca caes en los lamentos nostálgicos elegiacos del «antes, todo era mejor». No, antes, había dificultades y buenos momentos. Y así es la vida. No son postales borrosas del pasado. Son momentos de vida; de vida real, contados con sensibilidad y un humor cariñoso y encantador.

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  2. Muchas gracias, Aire Azul, por tus comentarios que, como siempre, me abruman.

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